La 7 años campeona Caravana Corona presentando elenco de lujo,
Enrique Guzmán, Javier Solís, Los Hermanos Carrión, Toña La Negra,
Los Locos del Ritmo, Lola Beltrán, Los Twisters y más, 1965
Durante el primer periodo de la juventud rocanrolera en México, los jóvenes se reunían en tardeadas o cafeterías dotadas con rockolas (sagradas rockolas), a las que asistían mujeres y hombres de entre 12 y 18 años, quienes ataviados al estilo de la época (como Janes Dean o Elvis Presley ellos con peinados envaselinados, chamarras de cuero negras, pantalones de mezclilla; ellas vestidas con faldas de crinolina en colores pastel, calcetas o tobilleras y colas de caballo) oían el rock and roll de los grupos locales, y entre platica y baile se refrescaban con malteadas.
En el caso de las tardeadas, estas se realizaban los sábados de 6:00 a 8:30 de la noche y bajo permiso de los padres de familia. Entonces los tiempos juveniles eran pautados por la sociedad adulta.
Espacios importantes para estos jóvenes de toda la república, fueron, por una parte, la radio, que al programar grupos de la ciudad en sus emisiones, potencio su convocatoria, y, por otra, los carnavales de las ciudades, donde la participación de la llamada “Caravana Corona Extra” resulto central.
El señor Guillermo Vallejo, fue un empresario que continuamente realizaba caravanas artísticas a lo largo de la república, para los cuales contrataba a grupos de las localidades visitadas, estas alternaban con conjuntos populares en el ámbito nacional.
Este espacio para el rock fue una manera de retroalimentar a quienes en los años 60´s fueron músicos y audiencias rocanroleras.
La historia de La Caravana Corona, la tienen cada uno de los estados de nuestro país, donde no fue sencillo construirse un ambiente propio. El hacerse de la cultura materia -sobre todo discos y revistas- implicaba tener contactos u opciones de viajar al menos a la ciudad de México, por este motivo ¡Bendita Caravana Corona! que nos llevo a nuestros ídolos del momento, entretenimiento a nuestros estados, un eterno agradecimiento.
Homero Ávila Landa, Jalapa, Veracruz
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