“....Nunca nadie nos podrá parar, solo muertos nos podrán callar....”
Saúl Hernández
Parece que fue ayer cuando invadido por la emoción, y cuasi perplejo, asistí a mi primer tocada, un concierto en el Auditorio de la H. Wilfrido Massieu, era Kenny y los Eléctricos. Las guitarras de Ricardo Ochoa y Alex Phillips despertaron el monstruo rocanrolero que feroz pero aletargado vivía en mi.
Aun recuerdo como al unísono de “.......no, no, no sé qué pasa, creo que me quieres cotorrear.......” el auditorio desbordo una catarata de estridencia que terminó por eclipsar la mismísima furia de los altavoces.
Quizá para las nuevas generaciones esta experiencia podría sonar intrascendente y hasta banal, pero para mi generación, la de los 80´s, represento un auténtico parteaguas que delimito la frontera a partir de la cual, y después de un largo ayuno, resucitaría la avidez de escuchar Rock en nuestro idioma.
Sin duda, en los lactantes 80´s algo bueno se estaba cocinando en el subterráneo. La presión de los vapores rocanroleros por fin destapo las cloacas que permitieron emerger a la superficie, bandas con nuevas propuestas, las cuales expresaban sus ideas en ESPAÑOL.
El esfuerzo de músicos, productores, foros, estaciones radiodifusoras y una que otra compañía disquera, dio como resultado un terreno fértil, base sólida para todo ese semillero de grupos que empezaban a germinar en territorio nacional.
Bandas de gran calidad entre las que se encontraban Ritmo Peligroso, Canal X, Ninot, No, Kerigma, Caifanes, Fobia, Bon y los Enemigos del Silencio, Maldita Vecindad, Luzbel y Neón demostraron que haber nacido aquí, con una historia de 20 años a cuestas de Rock & Roll Mexicano, los comprometía a ser los mejores.
No podemos dejar de mencionar que la explosión de bandas, que como consecuencia detonó la apertura de foros rocanroleros entre los que se encontraban el glorioso Rockotitlan, Rock Stock y el LUCC, era en parte secuela de las sonoras influencias Ibéricas y Andinas que por ese entonces inundaban el País, sin embargo, a mi muy particular y humilde punto de vista, en cualquier lugar del mundo donde se fabrique rocanrol existe un cúmulo de ideas multinacionales y poliraciales directamente influyentes en la creatividad colectiva de quienes lo generan.
Así es que en los 80´s, el proceso cognoscitivo de la llamada Nueva Ola Mexicana, sin duda es la suma infinitesimal de influencias desde Tin-Tan hasta Robert Fripp, pasando ineludiblemente por el Dark, la música ranchera y las combinaciones más bizarras que se puedan imaginar.
Lamento los pensamientos de aquellos malinchistas que afirman que, NUNCA HA EXISTIDO EL ROCK NACIONAL.
Si de algo habrá que arrepentirse en la escena nacional rocanrolera de los 80´s es que no se otorgo a los músicos el apoyo suficiente de las innumerables compañías disqueras, razón por lo cual los proyectos de muchas de las bandas quedaron plasmados en efímeros demos que aún hoy, y si cuentas con suerte, puedes encontrar circulando por el tianguis del chopo.
EFREN LARA
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